El yacimiento localizado en el paraje de Los Molinos de Caravaca alberga unos 300 esqueletos humanos con una antigüedad de entre 4.000 y 5.000 años

Se trata del enterramiento prehistórico con más restos humanos de toda la historia peninsular

La Universidad de Oxford, a través de su Laboratorio de Radiocarbono, está analizando los restos para datar la edad precisa del enterramiento

Descubrimiento

El yacimiento se localizó durante las obras de construcción de una promoción de viviendas, cuando una pala excavadora, realizando unos desfondes, seccionó lateralmente el enterramiento y exhumó inadvertidamente huesos humanos, momento en el que se paralizaron los trabajos y se informó a las autoridades competentes, de acuerdo a lo que la legislación vigente establece en relación a los hallazgos con valor de restos arqueológicos. Se inicia así la actuación arqueológica, actualmente en curso.

Descripción del yacimiento

Se trata de una cavidad fósil originada en torno a una surgencia de agua, reutilizada una vez seca como lugar de enterramiento, probablemente por los habitantes del cercano poblado calcolítico de Molinos de Papel, hace entre 5.000 y 4.000 años.

La cavidad, de unos 7-8 m de diámetro y una profundidad de casi 2, alberga en su interior un enterramiento continuado de época calcolítica, acumulándose una gran cantidad de esqueletos humanos, que con toda probabilidad alcanzará la cifra de 250-300 individuos y que posiblemente se hayan depositado allí durante cientos de años.

Los restos humanos, entre los que aparecen tanto hombres como mujeres y niños, parecen haberse colocado en un primer momento en posición fetal, descolocándose con posterioridad conforme se continuaban depositando más cadáveres. Fruto de esa recolocación ha sido tanto la dispersión anárquica de buena parte de los huesos como la acumulación de cráneos junto a las paredes de la cavidad.

Junto a los restos humanos están apareciendo, de momento en los niveles superiores, esqueletos de perros que debieron acompañar a los difuntos en su último viaje. Además, se están recuperando algunos fragmentos de cerámica en mal estado de conservación, así como escasísimos restos, muy fragmentados, de objetos cortantes de piedra. Así, de momento, los objetos que acompañan a los difuntos nos hablan de una comunidad dedicada básicamente a labores agrícolas y ganaderas, tal y como apuntan también muchos de los datos procedentes del poblado de Molinos de Papel.

Descripción de los trabajos

La gran cantidad de individuos convierte al yacimiento de Camino del Molino en el enterramiento prehistórico con más restos humanos de toda la Prehistoria peninsular, pudiendo aportar una valiosísima información sobre los primeros pobladores del lugar, aquellos que por primera vez habitaron lo que actualmente conocemos como la ciudad de Caravaca. Por ello, ha sido necesario aunar esfuerzos desde diferentes instituciones con el fin de garantizar el correcto estudio del lugar, así como la preservación de toda la información posible para ulteriores investigaciones.

En este sentido, los trabajos están a cargo de una dirección colegiada de la que forman parte D. Francisco Brotons Yagüe, como director del Museo de la Soledad de Caravaca; D. Mariano López Martínez y D. Francisco Ramos Martínez por parte de la empresa encargada de los trabajos de campo, ArqueoWeb; y D. Joaquín Lomba Maurandi, profesor de Prehistoria de la Universidad de Murcia y especialista en el período al que pertenece el yacimiento.

Dada la complejidad de los trabajos, ha sido necesario diseñar un novedoso sistema de registro de la información que permite contar con una planta fotográfica de todo el yacimiento permanentemente actualizada, a partir de la cual se efectúan las excavaciones y se toman todos los datos de campo.

Además de los arqueólogos y diversos operarios, participan en la excavación varios alumnos en prácticas de la Universidad de Murcia, dentro de un convenio entre ésta y el Ayuntamiento de Caravaca, y todo está bajo la continua supervisión de una antropóloga encargada de identificar y registrar cada uno de los miles de huesos que salen a la superficie.

Un gran número de investigadores colaboran en los trabajos desde sus respectivas especialidades. Así, por parte de la Universidad de Murcia, varios especialistas se han hecho cargo de estudios concretos:

  • Dr. Carrión García (Facultad de Biología): estudio del polen prehistórico del lugar, con el fin de reconstruir el paisaje de la zona (palinología)
  • Drs. Vázquez Autón y Gil Cano (Facultad de Veterinaria): estudio de restos de perros y fauna en general (zooarqueología)
  • Dr. Osuna Carrillo-Albornoz (Facultad de Medicina): estudio de lesiones en restos humanos desde una perspectiva forense (paleopatología)
  • Dra. Delgado Iniesta (Facultad de Química): identificación de los materiales mediante la difracción de rayos X
  • Dr. Belmonte Serrato (Facultad de Letras): estudio geomorfológico de la cavidad y del entorno
  • Dña. Azucena Avilés, antropóloga: estudio de todos los aspectos morfométricos de los restos humanos (identificación de edad y sexo, control de restos durante la excavación)
  • Dña. Soledad García (Facultad de Biología): estudio de carbones prehistóricos (antracología)

También participan investigadores de otras universidades. Es el caso de los estudios sobre parasitosis a partir de la tierra recuperada en la zona del bajo vientre de algunos esqueletos, que se analizará en la Universidad de Granada; o de las huellas de uso en los objetos de piedra, que se someterán a estudio por parte de personal de la Universidad Autónoma y de la UNED de Madrid.

Durante los trabajos de campo se están recogiendo muestras para efectuar posteriormente tanto estudios de paleodieta como de ADN.

Por último hay que resaltar que, por mediación del Dr. Michel Walker (Universidad de Murcia), y dado el interés del yacimiento, el Laboratorio de Radiocarbono de la Universidad de Oxford se ha hecho cargo de un primer envío de 8 muestras de carbón y hueso con el fin de datar de forma precisa, mediante el método del C14, la edad del enterramiento, que en un principio estimamos que se sitúa en el III milenio, esto es, entre 3.000 y 2.000 a.C., hace 5.000-4.000 años.

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