Las Juventudes Comunistas en la Región de Murcia denuncian la agresión LGTBI-fóbica del pasado lunes en Caravaca de la Cruz.

El pasado lunes 20 de octubre dos jóvenes, una chica lesbiana y un chico gay, fueron asaltados en Caravaca de la Cruz, apedreados e increpados con gritos de "maricón", "bollera", "anormales", por tres energúmenos que resultaban ser sus compañeros de clase. Este episodio se produjo justo a la salida del centro de estudios, y una de las piedras que lanzaron los violentos dio en la cabeza a la chica, que quedó inconsciente en el suelo y tuvo que acudir al hospital.

Desde la Unión de Juventudes Comunistas de España denunciamos esta vergonzosa y brutal agresión homófoba y lesbófoba ocurrida en la Región de Murcia y EXIGIMOS que se tomen medidas de manera inmediata contra la violencia de la LGTBI-fobia.

"Como venimos denunciando desde hace ya demasiado tiempo, los ataques a las personas LGTBI no disminuyen, sino que muy al contrario, no dejan de crecer ante la impasible mirada de quienes nos gobiernan, que no ponen jamás los medios para evitar que se produzcan", denuncia Carla Grau, Secretaria Política de la UJCE en la Región de Murcia.

Cada vez somos más las lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales que ponemos en riesgo nuestra integridad física en los espacios públicos. El brutal episodio de Caravaca demuestra una vez más que los centros de estudios no están dotados de las herramientas necesarias para prevenir, identificar y reaccionar ante las agresiones de las que somos víctimas. Si la Educación Pública no está orientada a educar en la diversidad sexual y de género, si en las aulas no se prioriza la visibilización de las identidades LGTBI, estaremos relegadas al miedo, al silencio, al armario y a la culpabilidad. Quienes imponen leyes basadas en una educación nacionalcatólica, juegan con nuestras vidas. Quienes no generan las vías para que se eduque en la diversidad y se ataje el odio antes de que nos golpee, acaban con nosotras.

Las violencias a las que nos enfrentamos, no sólo en nuestros institutos o facultades, sino también en el curro (si es que tenemos), en los lugares de ocio o, en definitiva, en cualquier espacio social y político, nos obligan a vivir en una constante precariedad vital preguntándonos quién será la que reciba la siguiente piedra.

No estamos dispuestas a seguir aguantando esta humillante situación. Nadie va a luchar por nosotras.

Nos enseñaron a vivir nuestra identidad solas y con miedo, pero vamos a responder con organización y lucha.

¡Abajo el régimen capitalista y heteropatriarcal!

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